Los tipos de abusos y negligencias que se producen en las residencias de ancianos y otros centros de cuidados de larga duración rara vez son tan evidentes que puedan detectarse a simple vista. Los seres queridos, por ejemplo, rara vez llegan para una visita y descubren que un residente tiene un ojo morado por haber recibido un puñetazo en la cara de un cuidador.
Con mucha más frecuencia, los seres queridos descubren lesiones que se explican como "relacionadas con caídas", porque esa explicación generalmente permite a los cuidadores negligentes o abusivos eludir la responsabilidad de sus actos.
Puede ser incluso más difícil para los seres queridos detectar la maltrato ilegal de residentes si esos residentes son pacientes con problemas de memoria. Los ancianos que padecen Alzheimer, demencia u otras enfermedades que afectan a su memoria -y a su capacidad para ser narradores fiables- son especialmente vulnerables a los malos tratos y la negligencia, porque no se puede confiar en ellos para que se defiendan a sí mismos de forma que los demás los tomen en serio.
Lo que los seres queridos deben tener en cuenta de forma más significativa es que la índices de malos tratos y abandono en residencias de ancianos y centros de cuidados de larga duración son asombrosas. Por eso, si algo parece ir mal y la explicación que da un cuidador o un centro no le parece adecuada, es probable que algo no vaya bien.
Es importante que los seres queridos de los pacientes con problemas de memoria hablen con un abogado si sospechan que su ser querido está siendo maltratado, aunque no puedan verificar sus sospechas. Hay maneras de descubrir discretamente la verdad para garantizar mejor que los residentes permanezcan seguros y que sus intereses permanezcan protegidos.
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