Los residentes en residencias de ancianos son algunas de las personas más vulnerables del New Mexico. Cuando usted ingresa a un ser querido en una residencia de ancianos, quiere tener la seguridad de que lo hace en un lugar seguro y confortable, donde los empleados cuidarán de él. Lamentablemente, algunos empleados de residencias de ancianos utilizan su condición para aprovecharse de los residentes.
Malos tratos en residencias de ancianos tiene tres aspectos: abuso emocional, abuso físico y explotación financiera. Muchos residentes de residencias de ancianos han acumulado muchos bienes a lo largo de su vida. Por ello, un empleado de la residencia puede intentar manipularles para que gasten su dinero o lo cedan a otra persona.
Un ejemplo habitual consiste en engañar a un residente de una residencia de ancianos para que firme una versión diferente de su testamento en la que deja todo su dinero al autor del delito. También pueden engañar al residente para que firme una escritura de propiedad u otro documento que otorgue al autor la propiedad de sus bienes. Del mismo modo, pueden convencer al residente para que gaste dinero en algo que beneficie de algún modo al agresor.
La explotación financiera también puede consistir en obtener los datos personales de un residente y transferir el dinero a la cuenta de ahorros del agresor. También puede consistir en robar dinero u objetos de valor que les hayan dado otras personas. Algunas personas llegan incluso a amenazar al residente si no cede su dinero o sus bienes. Los familiares pueden notar que los objetos de valor del residente parecen estar desapareciendo y que se ha vuelto reacio a hablar de finanzas.
Si cree que su ser querido ha sido explotado económicamente, póngase en contacto con un negligencia en el hogar de ancianos abogado. Podrían ayudarte a exigir responsabilidades al autor.
No todos los abusos en residencias de ancianos tienen que ver con las finanzas. Algunas formas de abuso implican negligencia, manipulación, abuso emocional e incluso violencia física. Si nota algún cambio repentino en el comportamiento de su ser querido, quizá le convenga hablar con un abogado. Es posible que su ser querido no tenga capacidad para hablar del tema. Un abogado podría ayudarle a descubrir lo que está ocurriendo y a responsabilizar al centro de los delitos.
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