Los resultados de un accidente de tráfico nunca son buenos. Las colisiones en carretera entre coches y camiones de gran tonelaje suelen provocar víctimas mortales y lesiones catastróficas. Y entre esas lesiones están las quemaduras graves. Si sobrevives a un accidente pero sufres quemaduras de segundo o tercer grado, el camino hacia la recuperación es largo, con largas estancias en el hospital y tratamientos que duran muchos años.
Su prioridad es recuperarse. Sin embargo, no sólo se enfrenta al reto de luchar por su vida, sino también a dificultades económicas. Las largas estancias en el hospital y la rehabilitación suponen facturas médicas exorbitantes. Además, sus lesiones pueden impedirle volver a trabajar, y todo por la negligencia de otro conductor. Y piense en el dolor y el sufrimiento que usted y su familia experimentaron. Merece la pena vivir, pero ahora tendrá que enfrentarse a más retos.
Es posible que el dolor físico y emocional relacionado con una lesión grave por quemadura no remita nunca. El tratamiento también es doloroso. En las quemaduras de segundo grado, las víctimas reciben injertos de piel en las primeras fases del tratamiento para minimizar las cicatrices.
Lo mismo ocurre con las quemaduras más graves de tercer grado, en las que es necesario realizar injertos de piel. En el caso de quemaduras tan extensas, es probable que haya que someterse a frecuentes operaciones supervisadas por un cirujano plástico. Además, las infecciones causadas por las quemaduras suelen provocar complicaciones mortales a menos que se traten eficazmente con antibióticos.
Las quemaduras graves también provocan otras lesiones y problemas de salud. Por ejemplo:
No hay duda de que usted, como víctima de quemaduras graves, se enfrentará a toda una vida de desafíos. No sólo debe luchar por su vida y establecer nuevas normas, sino que también debe prepararse para una lucha legal derivada de las acciones de un conductor negligente.
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