Hay muchos tipos de homicidio culposo. Los pacientes de residencias de ancianos que fallecen por negligencia pertenecen a esta categoría de daños personales.
Los familiares de las víctimas pueden demandar al centro de asistencia responsable de la pérdida de su ser querido. Ganar en los tribunales depende de si se puede probar la causalidad. Los litigantes deben mostrar al juez y al jurado pruebas contundentes que vinculen la tragedia a los acusados.
Una forma de relacionar la muerte con un cuidador es con la documentación del tratamiento. Una instrucción que indique a un paciente que tome demasiados medicamentos, por ejemplo, es condenatoria. A analista grafológico puede aportar un testimonio que apoye una acusación concreta.
No se puede negar el impacto visual. Las imágenes que muestran hematomas e inanición pueden ayudar a ganar un caso. Los seres queridos deben hacer fotos de cualquier síntoma que les resulte inquietante. Una vez que alguien se ha ido, tomarlas se vuelve imposible.
Las residencias de ancianos disponen de cámaras de seguridad para su protección. Sus grabaciones pueden captar abusos en acción. Un representante legal puede conseguir y revisar los vídeos pertinentes. Esta persona debe actuar con premura antes de que el centro pueda sobrescribir las grabaciones.
Los pacientes y los miembros del personal son a veces testigos de conductas abusivas. Conseguir su testimonio puede aumentar las probabilidades de ganar. Si un observador no puede comparecer durante el juicio, puede bastar con un relato escrito.
Puede que no pensemos en las residencias de ancianos como lugares donde se producen muertes por negligencia, sin embargo, lo son. Una prueba adecuada puede convencer a un tribunal de este hecho y desencadenar un veredicto a favor del litigante.
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