Similitudes entre la conducción bajo los efectos del alcohol y la somnolencia

Es probable que la mayoría de los conductores de New Mexico se hayan puesto al volante al menos una vez en estado de somnolencia. Según un estudio, aproximadamente el 60% de todos los adultos de EE.UU. han sido culpables de conducir con somnolencia. Aunque conducir con somnolencia puede no parecer tan peligroso como hacerlo bajo los efectos del alcohol, ambas conductas comparten algunas similitudes.

Pasar 18 horas seguidas sin dormir puede provocar un comportamiento al volante similar al de una persona con una tasa de alcoholemia del 0,05%; en otras palabras, alguien que ha bebido una o dos copas. Tras 24 horas consecutivas sin dormir, un conductor se comporta como si tuviera una tasa de alcoholemia del 0,10%. Esto supera el límite legal nacional del 0,08 por ciento.

Tanto los conductores somnolientos como los ebrios tendrán dificultad para concentrarse en la carretera e incluso visión borrosa. Además, ambos sufrirán alteraciones del juicio y de los tiempos de reacción. Por otro lado, los conductores somnolientos se diferencian en que tienden a seguir conduciendo rápido. Los conductores ebrios son más propensos a viajar despacio y a adoptar comportamientos precavidos como frenar y apartarse de los obstáculos.

Se recomienda a los conductores somnolientos que se aparten y, si es posible, cambien de conductor en cuanto reconozcan su estado. Los síntomas de somnolencia incluyen falta de atención, salirse del carril y bostezar constantemente.

Si un conductor somnoliento no toma precauciones, puede provocar un accidente de tráfico. La víctima puede entonces tener motivos para presentar una reclamación contra la compañía de seguros del culpable. Un abogado podría evaluar la reclamación, tener en cuenta cualquier negligencia contribuyente y contratar a expertos médicos externos para medir el alcance de las lesiones. Una vez que el abogado calcula una suma razonable por daños y perjuicios, puede negociar un acuerdo.